lunes, 10 de agosto de 2009

Paraíso

Quisiera contarles que, desde mi muerte,
aquí en el paraíso siento hastío,
todo me resulta cruel e indiferente
y hasta la crueldad carece de sentido.

Nazco, muero y renazco cada día,
como una procesión blanca y silente,
paso tras paso, sin pausa, sin guía,
sin gozo en la vida, ni agonía en la muerte.

La felicidad no me provoca dicha,
ni trato de jalar los hilos del destino,
con toda mi ambición ya satisfecha,
mi corazón se llena de vacío.

Y así transcurro en este mar desierto,
lleno de soluciones a ningún problema,
prefiriendo explotar en caos el paraíso,
a vivir en este infierno de armonía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario